Es inevitable, evitarte. Es que el sol no puede evitarse. Es que sin la luz de tu mirada yo me pierdo en esta existencia. Es que sin tus palabras mi corazón se niega a seguir transitando por estos lugares. Es que sin tu sonrisa mi vida es triste. Es que tu eres la tranquilidad en mi vida. Es que tienes algo que me hace tenerte todo el tiempo en mi mente. Por eso apareces en mis sueños para que la alegría se apodere de mi ser y sigas siendo el personaje principal de mi historia. Solo ahí, donde el tiempo se detiene, me llamas y me inundas de abrazos. Me duermo solo para verte en ellos y sentir una paz irreal a tu lado. Y no quiero despertarme a causa de la felicidad por tenerte aunque sea solo en mis sueños. Porque cuando te cruzo en la realidad, me inhibes con tu silencio y me callo, lo que el cielo sospecha que existe en mi interior. Y si me hablas se paralizan mis sentidos y empiezo a representar un papel ridículo frente a ti. El desconcierto se apodera de mi, me quedo mirándote y mi alma se encoge de tanto dolor. Ese dolor que me aleja de tu presencia aunque quiera vivir mil vidas junto a vos porque eres tu mi necesidad. Tantas horas han pasado que estoy colgada de una ilusión y atada a tu corazón. La ilusión de que algún día me veas ahí, esperándote... Pero transito, a veces con la mirada escondida en mi rostro rociado de lágrimas por no tener una señal que me ayude a no tropezar con el desaliento... Esperando que Dios te cuente lo que siento por ti... Porque no pierdo las esperanzas de que algún día te des cuenta que te quiero... Aunque a veces parezca extraño, duele afrontar este sentimiento de amor que guardo en mi corazón...
